El 5 de febrero del 2024 el titular del Gobierno Federal dio a conocer una
propuesta para que las personas trabajadoras, después de un año de cotización ante el Infonavit, puedan tener acceso a las viviendas en arrendamiento social propiedad del Fondo pagando mensualidades que no excedan el 30% de su salario y con posibilidad de adquirir el inmueble luego de 10 años de habitarlo; lo cual, ha provocado comentarios que evidencian el desconocimiento de la historia de la vivienda social en México y su origen en el mundo occidental como respuesta a las necesidades surgidas en las ciudades durante la revolución industrial.
En este contexto, resulta relevante hacer un breve recorrido histórico por el tema:

El primer conjunto de vivienda social en alquiler del que se tiene noticia es la Fuggerei en Augsburgo, Alemania que fue construido en 1521 por Jakob
Fugger.
El conjunto fue bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruido posteriormente, este ha sido mantenido por la familia Fugger durante 16 generaciones. Desde su fundación, fue destinado a alojar a mujeres viudas practicantes de la religión católica de escasos recursos y desde entonces, ha brindado refugio a población empobrecida durante cinco siglos.
Creditos de la imagen: Offizielle Website der Fugger – Seit 500 Jahren einzigartig auf der Welt, https://www.fugger.de/fuggerei/seit-500-jahren-einzigartig-auf-der-welt
Actualmente el costo base de renta anual es de €0.88, y este ejemplo demuestra que los proyectos de vivienda social en alquiler son viables y que sus habitantes son capaces de apropiarse del espacio, cuidarlo y mantenerlo sin ser propietarios de las viviendas. Uno de los objetivos de esta fundación es apoyar constantemente a las personas jóvenes para que logren ser independientes y tener recursos para acceder a otro tipo de vivienda.

Creditos de la imagen: https://www.fugger.de/fuggerei/seit-500-jahren-einzigartig-auf-der-welt
A finales del siglo XIX y principios del XX, el acelerado crecimiento poblacional en las ciudades de los países industrializados produjo condiciones habitacionales de hacinamiento e insalubridad, causando altos índices de mortandad. Ante esta situación y, en respuesta a las demandas de los movimientos obreros y de médicos de la sociedad, surgieron en ciudades de países como Inglaterra, Alemania, Austria y Suiza, diversos programas de vivienda social y políticas de bienestar social para la educación y la salud pública.
Es importante recalcar que el concepto de “vivienda social” en estos países fue y sigue siendo concebido como vivienda en alquiler accesible, que no tiene contratos de limitación temporal y constituye un bien de uso fuera del mercado privado.
Inspirados por el modelo europeo, a inicios del siglo XX en México comienzan a surgir algunos casos relevantes de vivienda social dotada por los empleadores como la Fábrica de Papel de Peña Pobre perteneciente a empresarios alemanes que desde 1928 dio empleo y vivienda a más de 3,000 obreros y sus familias.
Al mismo tiempo en la Escuela Nacional de Arquitectura de San Carlos hubo una influencia importante de la corriente de pensamiento funcionalista alemana que se preocupa por el bienestar social y se despierta un interés dentro del gremio por promover proyectos de vivienda para trabajadores; así surgen el Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA) en 1949 y el Conjunto Habitacional Unidad Independencia en 1960, que fueron vivienda en alquiler social por varios años, hasta que llegaron los aires privatizadores para toda América Latina.

Creditos de la imagen: Fotografía Fundación ICA
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